Puertas | Centro Histórico de Quito

Una puerta, una historia, un momento, un cambio, un pasar de un lugar a otro, una división física de un espacio; símbolo universal y transición; puertas abiertas, puertas cerradas, una puerta abierta vidas que se presentan…Cuánto podemos decir de un elemento que está cual testimonio incólume, inamovible y de pie frente a nosotros.

Quito, Primer Patrimonio de la Humanidad y sus Puertas nos transportan en el tiempo, nos invitan a imaginar cuando entramos a sus templos, a sus casas a sus tiendas y hasta creemos ver a las Manuelas, sabias, inteligentes e intuitivas mujeres héroes del momento en sus “tragines” políticos, de socorro en Salud al prójimo y hasta de amor; a escondidas, a la medianoche rompiendo esquemas de presencia femenina de ese entonces, pero fuertes, libres, rompedoras y convencidas de su integración al momento para la Libertad, el fragor de Independencia que llegaba ya desde la Francia al Nuevo Continente, las veíamos abrir puertas y cerrar puertas y hasta puertas de barrotes y caer tras ellas…(Manuela Espejo). Puertas…

Puertas…marcos pesados de piedra y técnica incaica inconfundible que aún son parte de puertas de vivienda de la colonia, del Centro Histórico, de nuestra ciudad vieja; unión de culturas diríamos, sincretismo de culturas, también

 

Puertas…marcos pesados de piedra y técnica incaica inconfundible que aún son parte de puertas de vivienda de la colonia, del Centro Histórico, de nuestra ciudad vieja; unión de culturas diríamos, sincretismo de culturas, también. Qué riqueza y tiempo juegan en estos espacios y su Historia y todo por la mirada de UNA PUERTA, la mirada a través de una puerta; hay puertas grandes, pequeñas, altas, bajas, decoradas, lizas pero igual resguardan nuestro tesoro de vida, nuestro tesoro existencial. Como no imaginarnos a construcciones milenarias de las culturas anteriores a la española con sus grandes y pesadas paredes resguardadas por…Puertas.
Quito, Patrimonio de la Humanidad, Quito la ciudad vieja hoy, Quito y su Centro Histórico de calles estrechas y delineadas con piedra – bola de río, obscuras en su momento, de Cimas Sagradas y eternas rodeando las nuevas formas de vida de entonces y recordar a un hombre bueno,que decidió educarse, formarse rígidamente en su mundo de los Países Bajos (Flandes) para respetar y servir a los demás bajo su dogma de religión y ni duda de su presencia, Fray Jodoco, aquel que vino cargado con semillas de la espiga de trigo y junto a otros de igual índole estuvieron aquí para engrandecer a su nueva “Casa”, la que será engalanada y reconocida en el tiempo ni más ni menos como una de las gloriosas construcciones (hasta con leyendas de presencia de cien mil diablillos) ahora del Patrimonio del Mundo y sigue de pie Quinientos años después … al construir ladrillo por ladrillo, décadas de arduo trabajo que daría lugar al imponente complejo religioso franciscano, El Convento de San Francisco. Cuántas Puertas …qué puertas! Vaya si pudieran hablar..

Qué decir de las áreas conventuales de mujeres (monjitas), los Claustros, construidas sobre espacios milenarios sus Conventos y Capillas donde eran lugares de reunión de las jóvenes que en procesión subirían a la cima principal de este entorno, el Yavirac hoy El Panecillo, a adorar a su Dios principal, el Sol! Nuevamente, qué Puertas! Puertas motivo de atracción para propios y ajenos, puertas de Admiración…casas con puertas señoronas (entiéndase de prestigio) recibieron a nuestro insigne joven Prócer de una de las Batallas reconocidas hoy como un evento sorprendente al cruzar la Cordillera de Los Andes acompañado de un Ejército multinacional, animales y armamento militar y El, nuestro Antonio José de Sucre con apenas 26 años supo distinguir su formación y lealtad a la Causa y saber con honor y dignidad, llegar, vencer, cruzar y entrar por estas Puertas…

Por Patricia Rivas García