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Alicia y sus amigas

Al empezar el día con un azul-cielo desbordante y prometedor muy usual del verano de quito, nuestro Quito Patrimonio de la Humanidad y a los pies del impacto de vista del Complejo Religioso que superando al tiempo después de quinientos años, sigue y es Patrimonio de la Humanidad, esperamos a Alicia y sus amigas. Al llegar las chicas, las blancas y altas paredes, patios, Capillas, un Templo y Altar Mayor plagado de vida y arte, que cumple con el concepto de no hay espacio sin decoración que más que miedo al vacío (el estilo barroco lo dice), quita el aliento por el trabajo e inspiración y unión de culturas (sincretismo) al regar por doquier formas mudéjar, mozárabes, platerescas y mucho más entrelazadas cuál cadenas sin fin en su interior, todo esto con destellos policromados, dorados, alas enormes repujadas en plata que empujan a Los Santos a volar cual aves humanas, qué sensación de ilusiones desbordantes con clara alusión a esa “manta” de pensamiento religioso nos invita y envuelve con el silencio a incluirnos y sentarnos por un momento a reflexionar, agradecer y hasta ver expresiones de FE y acciones de FE. Qué grande lo que nos rodea, que pequeñas, nosotras; pasamos luego a ser recibidas por la Capilla vecina del Altar mayor, en privado, la joya del Arte de nuestra escuela quiteña y sus maestros aclamando su presencia con cara joven y remozada que tributa honor llamándose Cantuña, la Capilla de Cantuña, que nos impacta solo escuchar su nombre hasta casi sentirlo vivo…hombre de FE fue en la ya colonia española y su entrega al trabajo que aún vemos, sigue de pie y unas firmes puertas al noviciado del Convento se abren, puertas inconfundibles por su estilo. Cantuña Las hizo; por su técnica las reconocemos; con los elementos de fuego y hierro las puertas altivas y Reales lucen los monogramas de Jesús y María la Madre, la Virgen, el de la leyenda que hizo eso y mucho, mucho más…hasta ganar al mismísimo diablo y hacerlo trabajar.

Esculturas excepcionales de santos de tamaño natural reposan en su museo cuidando el sueño eterno de la Virgen

Seguimos…así como hay los conventos de varones, los de mujeres también como espacios que las recibirían con su Ave María Purísima y sin volver a salir…los Claustros. Lugares que se consideraron como pequeños estados dentro de otro. Tenían todo y producían todo! Cuánto justificar y redimir ante su Fe y su Dios. Conocidas fueron las penas de Santas que no dudaron en castigar sus cuerpos (desgarradores gritos se escuchaban) como redención al Señor. Si sus paredes hablaran… Paredes que fueron el lienzo de magníficos murales que hasta la moda de una criolla y una noble o una santidad y su rostro expresado en dulce mirada están aún presentes y después de siglos…esculturas excepcionales de santos de tamaño natural reposan en su museo cuidando el sueño eterno de la Virgen y para extasiarse con el Arte, un tríptico asombroso asoma en el descanso de las gradas del Convento. ¿Qué querían expresar y dejar en el tiempo? ¿qué querían se sienta por Quito?. Alicia, comparte experiencias de familia y cuenta que su padre iba al Claustro a mediados del siglo pasado… «no dejaban ver ni sus caras decía» …y era conocido que solo con exclusividad se aceptaba a postulantes con linaje y dote. Un número determinado de monjitas debían estar, aunque en el tiempo de la Colonia, otros Conventos casi, casi ya no daba cabida de tanta apertura al noviciado. Mujeres de oración.
 
Plazas y calles pasamos para llegar al tercer Convento que inquisidores fueron en el Reino de Isabel y con Colón al Nuevo Continente entre colonos y más parafernalia a evangelizar y educar vinieron; las Coronas los engrandecían y necesitaban. El tercer Convento decía que en su interior guarda la Capilla Roja con pechinas, coro alto, espejos, lienzos y mascarones con racimos colgantes de uva por doquier, y hasta camerín para su Virgen hay (original vestimenta tiene) que con marco de plata repujada en su Altar resalta su cara bellamente lograda con técnica de “encarnado” casi parece hablarnos, nos mira piadosamente y sus padres la acompañan. Gloria e impacto de Fe y Arte por siempre. Y no menos sorprendente será sumergirnos ante libros incunables, la Biblia en 7 idiomas y mucho más; Eugenio Espejo retiraba libros de Medicina de su Biblioteca ya apetecida en la Sudamérica hispana. No podemos olvidarnos ver un mural que estuvo escondido tras un lienzo 300 años y que figuran los principales de la Orden y a Santo Domingo reconocemos con su can a sus pies…la Virgen del Rosario a la derecha y todo esto reflejando la dualidad de la vida, hombre – mujer y juntos coronan la correa que sujeta de lado a lado el gran artesonado mudéjar sobre toda la planta del Altar y es además un sorpréndete original hasta la época, que no lo ha derribado ni temblores, terremotos o el tiempo…
 
Panorámicas y vistas desde terrazas cerrarán nuestra visita cerca de domos de altura que hicieron que las chicas tomaran fotos sin fin a su ciudad, que nunca defrauda y siempre recibe sin dejar de notar que los conventos entre ellos forman la Cruz Latina… Quito un lunes por la mañana…
 
Por Patricia Rivas G.
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